Poco nuevo se puede escribir que no se haya hecho ya del
Certamen Nacional de Cortometrajes de ALCINE. Los datos hablan por sí solos. Hasta
342 trabajos de nuevo cuño llegaron a las dependencias del Festival con el único objetivo de suceder en el palmarés a
'Traumalogía', melodrama hospitalario al calor de las rencillas familiares rodado por
Daniel Sánchez Arévalo y que dejó satisfechas las exigencias del jurado de la anterior edición.
En esta ocasión, un riguroso proceso de selección ha reducido la cifra de aspirantes a
31, los cortometrajes que finalmente competirán por los quince galardones y más de 33.000 euros que hay en juego. Un colectivo de piezas que, en un rápido visionado, no dejan espacio a los estereotipos, rompen con los lugares comunes y dibujan un dispar, móvil y pujante perfil de la industria nacional del cine de breve duración.
La trayectoria del
Nacional se revela como el manual perfecto para comprender la evolución del corto en España. Año tras año, por las pantallas de
Alcalá de Henares desfilan una colección de trabajos fabricados por experimentados cortometrajistas, debutantes provistos del empuje de la juventud, aspirantes a fichar por el largometraje, cineastas que se mueven entre ambos géneros en una interminable travesía circular, documentalistas con ansias de perdurar, animadores gráficos que reivindican la fantasía, recuperadores de historias perdidas y retratistas de aspectos concretos de la vida cotidiana. Usan códigos unidos y separados por miles de millas de distancia, desde el terror que desborda adrenalina hasta el sentimiento más poético que un ser humano pueda generar. El Certamen Nacional será, una vez más, una
auténtica caja de sorpresas.
La organización mima con una atención especial una de las secciones más esperadas, el
espejo de la realidad cortometrajística del país. La única exigencia autoimpuesta viene determinada por la
calidad. El listón se coloca cada año a una altura superior, una demostración del crecimiento del sector, que ha dejado de ser el hermano pequeño del largo para reivindicar su propia individualidad en base al uso de un
lenguaje propio y de unos mecanismos de funcionamiento autónomos.
El
Certamen Nacional, así se lo revelará a todos los asistentes, clarificará las virtudes del cine de reducido minutaje. Pondrá una verdad por encima de las restantes. La calidad no depende nunca de la extensión y sí de la intensidad. A los
31 trabajos seleccionados les queda ahora la responsabilidad de demostrarlo en las pantallas. Un privilegio poder vivirlo como testigos directos.